Tusi es el nombre común de una mezcla psicoactiva que suele contener derivados de benzodiacepinas no reguladas (como etizolam, flubromazepam o clonazolam), aunque su composición puede variar significativamente según el lote o el proveedor. Se presenta típicamente como un polvo de color rosado, a veces con un aroma dulce artificial. Tusi pertenece a la familia de los depresores del sistema nervioso central.
Otros nombres con los que se conoce a tusi son: rosa, cocaína rosa (aunque no contiene cocaína), pinky, la rosada, nube rosa, o dulce.
Presentación y formas de consumo
Tusi suele encontrarse en forma de:
Polvo fino de color rosado, aunque también puede variar del rosa claro al fucsia o incluso a tonos anaranjados o violáceos, dependiendo de los colorantes y adulterantes usados.
En algunos casos, se presenta como una sustancia compactada o apelmazada, similar al azúcar húmedo o a pequeñas rocas triturables.
También puede encontrarse en cápsulas o pastillas, especialmente cuando se distribuye en contextos festivos o como sustancia disfrazada de éxtasis, ketamina u otras drogas populares.
A veces se mezcla con otras sustancias en polvo, como cafeína, ketamina o benzodiacepinas, lo que incrementa su peligrosidad debido a la composición variable e incierta.
Tusi puede ser consumida por distintas vías, las más habituales son:
Esnifada (vía intranasal): el polvo se inhala por la nariz, lo cual produce efectos rápidos pero también puede causar irritación, sangrados o daño nasal.
Ingesta oral: ya sea mezclada con bebidas, encapsulada o directamente en polvo. Este método puede retrasar los efectos, pero aumenta el riesgo de sobredosificación al no percibirse el impacto de inmediato.
Fumada: a veces mezclada con tabaco, cannabis o en pipa de cristal. Esta vía puede aumentar la rapidez de los efectos sedantes y ansiolíticos.
Rectal (booty bump) o vaginal: menos frecuente, pero presente en ciertos entornos donde se busca un efecto más rápido sin esnifar ni tragar.
Inicio y duración de los efectos
Los efectos de tusi varían considerablemente según su composición, la vía de consumo, la dosis y las características de la persona. Al tratarse de una mezcla de sustancias depresoras (principalmente benzodiacepinas), sus efectos pueden ser intensos y prolongados, con un inicio más o menos rápido dependiendo de cómo se consuma.
Inicio de los efectos
Esnifada (vía intranasal): entre 5 y 15 minutos. Efectos rápidos, pero con riesgo de irritación nasal, hemorragias o lesiones.
Ingesta oral: entre 20 y 60 minutos. Inicio más lento, pero con efectos más duraderos y mayor riesgo de sobredosificación al tardar en notarse.
Fumada: entre 1 y 5 minutos. Inicio muy rápido, con efectos sedantes y ansiolíticos intensos.
Vía rectal o vaginal: entre 5 y 15 minutos. Inicio relativamente rápido, utilizado en algunos contextos para evitar la vía nasal u oral.
Duración de los efectos
Efectos principales: entre 4 y 8 horas, aunque pueden extenderse dependiendo de la cantidad y las sustancias implicadas. Suelen incluir sedación profunda, relajación muscular, somnolencia, descoordinación y amnesia parcial.
Efectos residuales: entre 12 y 24 horas o más. Pueden incluir somnolencia prolongada, torpeza motora, confusión, embotamiento mental y dificultad para recordar lo ocurrido durante el consumo.
El uso repetido o en combinación con otras sustancias (como alcohol, ketamina o estimulantes) aumenta significativamente el riesgo de efectos adversos, como pérdida de consciencia, depresión respiratoria o comportamientos de alto riesgo.
Efectos deseados y efectos adversos
Los efectos de tusi pueden variar considerablemente según la vía de consumo, la dosis, el contexto y la tolerancia individual. Uno de los principales riesgos asociados es la incertidumbre sobre su composición, ya que suele tratarse de mezclas adulteradas de benzodiacepinas sintéticas, anestésicos disociativos (como ketamina) y otras sustancias no identificadas.
Efectos deseados
- Relajación y sedación profunda.
- Reducción de la ansiedad y sensación leve de euforia.
- Amnesia temporal que puede aliviar tensiones psicológicas.
- Disminución de la inhibición social y sensación de bienestar.
Efectos adversos
- Somnolencia excesiva y falta de coordinación motora.
- Mareos, confusión y dificultad para concentrarse.
- Irritación y daño en las vías respiratorias (especialmente al esnifar o fumar).
- Depresión respiratoria y riesgo de pérdida de conciencia en dosis elevadas o combinada con otras sustancias depresoras (alcohol, opiáceos, etc.).
- Dependencia física y psicológica con consumo prolongado.
- Amnesia grave y episodios de comportamientos arriesgados o violentos.
- Alto riesgo de sobredosis, especialmente por la variabilidad en la composición y la dosis real consumida.
El uso de tusi en combinación con otras sustancias puede potenciar los efectos adversos y aumentar el riesgo de complicaciones graves.
Riesgos de la sobredosis
Tusi es una mezcla sintética con efectos depresores, disociativos y sedantes, cuya composición suele ser desconocida o variable. En muchos casos contiene benzodiacepinas potentes, ketamina, anestésicos veterinarios o incluso opioides. Una sobredosis puede provocar pérdida de conciencia, dificultades respiratorias, estado semicomatoso y, en situaciones graves, la muerte.
Principales riesgos de sobredosis
Depresión grave del sistema nervioso central
- Somnolencia extrema o pérdida de conciencia.
- Pérdida de tono muscular (la persona se «desconecta»).
- Ausencia de respuesta a estímulos.
- Riesgo de coma.
Alteraciones respiratorias
- Respiración muy lenta, superficial o irregular.
- Riesgo de paro respiratorio, especialmente si se ha combinado con alcohol, GHB o opioides.
Caídas, traumatismos y agresiones sufridas
- Por la pérdida de coordinación y conciencia del entorno, la persona puede lesionarse sin darse cuenta.
- En contextos sexuales, aumenta el riesgo de vulnerabilidad, abuso o violencia.
Pérdida de memoria y desorientación
- Episodios de amnesia parcial o total.
- La persona no recuerda lo que ha hecho, dónde está o con quién.
Riesgo de dependencia
El uso repetido de sustancias con benzodiacepinas puede generar tolerancia rápida y dependencia física o psicológica. La interrupción del consumo tras un uso prolongado puede provocar síntomas de abstinencia, como ansiedad, insomnio, temblores o convulsiones.
Señales de una posible sobredosis por tusi
- Somnolencia extrema o imposibilidad de mantenerse despierta.
- Dificultad para respirar o respiración muy lenta.
- Pérdida de conocimiento o no responder al hablar o estímulos físicos.
- Descoordinación motora severa, caídas repetidas.
- Piel pálida, azulada o fría (signo de baja oxigenación).
- Pupilas muy pequeñas o mirada perdida.
Ante una posible sobredosis
- Llamar al 112 inmediatamente (emergencias).
- No dejar sola a la persona bajo ningún concepto.
- No provocar el vómito ni forzar a que despierte si no responde.
- Colocarla en posición lateral de seguridad si está inconsciente y respira.
- Informar al personal sanitario sobre el consumo de tusi u otras sustancias (aunque no se sepa exactamente qué llevaba).
Efectos en las relaciones sexuales
El consumo de tusi se ha popularizado en algunos entornos de ocio y chemsex por su capacidad de alterar la percepción corporal, emocional y social. En contextos sexuales, muchas personas lo usan buscando ciertos efectos:
- Desinhibición emocional y sexual: reducción de la vergüenza, los nervios o la timidez.
- Mayor deseo sexual (libido): puede facilitar el inicio del contacto íntimo.
- Sensación de conexión emocional o afectiva con otras personas.
- Percepción más intensa del placer físico, especialmente al tacto.
- Alteración de la noción del tiempo, que puede hacer que las relaciones se sientan más largas o envolventes.
- Relajación muscular que puede favorecer prácticas más prolongadas o menos dolorosas.
Riesgos en las relaciones sexuales
Aunque tusi puede generar sensaciones de desinhibición, conexión o placer, su consumo también conlleva riesgos importantes para la salud sexual y emocional.
Consentimiento alterado o nulo
- Tusi puede generar confusión, somnolencia o pérdida de conciencia, lo que impide dar un consentimiento libre y claro.
- Es común que la persona no recuerde después lo que ha pasado (amnesia parcial o total).
Mayor vulnerabilidad a abusos y violencias sexuales
- El estado de desconexión o sedación puede dejar a la persona expuesta a situaciones de abuso, manipulación o coerción sexual.
- En entornos chemsex, esto puede agravarse si se combinan varias sustancias o hay desequilibrio de poder.
Prácticas sexuales de riesgo
- La desinhibición puede llevar a no usar preservativo o no tomar otras medidas de prevención (como PrEP, lubricantes, etc.).
- Aumenta el riesgo de transmisión de ITS (incluyendo VIH, clamidia, gonorrea, sífilis, hepatitis).
Dificultades físicas durante el sexo
- Erección débil o ausente, incluso con excitación mental.
- Sequedad vaginal o dolor al tener relaciones, por falta de lubricación o desconexión corporal.
- Pérdida de sensibilidad genital, lo que puede hacer que las prácticas sean más agresivas o prolongadas sin que la persona lo perciba.
Conductas impredecibles o agresivas
- Algunas personas pueden volverse agresivas, impulsivas o confusas, incluso sin darse cuenta.
- Puede haber conflictos, malentendidos o situaciones de peligro emocional o físico.
Dependencia del sexo con tusi
- Algunas personas desarrollan una asociación fuerte entre sexo y consumo, dificultando el disfrute sin la sustancia.
- Esto puede afectar la autoestima, la intimidad y la salud sexual a largo plazo.
Interacción con otras drogas, fármacos y tratamientos hormonales
El consumo de tusi junto con otras sustancias puede aumentar de forma grave e imprevisible los riesgos físicos y psicológicos.
Con estimulantes (como cocaína, anfetaminas, metanfetamina, MDMA, metilfenidato, efedrina, cocaína crack, catinonas sintéticas, y algunas drogas de diseño) incrementa el riesgo de infarto, ictus, hipertermia, arritmias cardíacas y agitación extrema. Puede provocar episodios de psicosis, paranoia severa y convulsiones.
Con depresores del sistema nervioso central (como alcohol, benzodiacepinas -diazepam, lorazepam, alprazolam-, barbitúricos, opioides -heroína, morfina, oxicodona-, GHB, ketamina, anestésicos, antiepilépticos) oculta los signos de alerta del cuerpo, aumentando el riesgo de sobredosis. Mayor posibilidad de pérdida de conciencia, depresión respiratoria, colapso respiratorio o coma.
Con antidepresivos y antipsicóticos (ISRS como fluoxetina, sertralina; IRSN; tricíclicos; antipsicóticos típicos y atípicos) riesgo de interacciones graves, como síndrome serotoninérgico o efectos extrapiramidales. Puede anular o agravar el efecto de los tratamientos psiquiátricos, causando inestabilidad emocional.
Con medicamentos para el corazón y presión arterial (betabloqueantes, inhibidores de la ECA, diuréticos) puede alterar la presión arterial y frecuencia cardíaca, aumentando riesgos cardiovasculares.
Con anticoagulantes (warfarina, acenocumarol) potencial riesgo de sangrado o interacción que altere la coagulación.
Con antiepilépticos y estabilizadores del ánimo (ácido valproico, carbamazepina, litio) riesgo de aumentar efectos secundarios o disminuir eficacia del tratamiento.
Medicamentos para disfunción eréctil (Viagra, Cialis, Levitra)
Pueden causar hipotensión grave, especialmente si se combinan con otras sustancias vasodilatadoras o estimulantes.
Tusi, al aumentar la frecuencia cardíaca y la presión, eleva el riesgo de infarto si se mezcla con estos fármacos.
Hormonas y tratamientos hormonales
Terapias hormonales con estrógenos o testosterona pueden interactuar a nivel hepático.
No hay estudios específicos, pero el riesgo de sobrecarga hepática o alteraciones hormonales existe con el uso continuado de tusi.
Medicamentos sin prescripción (OTC) y suplementos
Aunque parezcan inofensivos, el tusi puede interactuar con antihistamínicos (riesgo de sedación paradójica o confusión) y con suplementos para «energía» o pérdida de peso, que a menudo contienen estimulantes (como cafeína, guaraná, sinefrina), sumando efectos y aumentando el riesgo cardíaco.
Interacción con antirretrovirales (ARV) para tratar el VIH
El consumo de tusi puede interferir con los tratamientos antirretrovirales utilizados para controlar el VIH, tanto a nivel farmacológico como conductual.
Desde el plano farmacológico, muchas de estas sustancias comparten vías de metabolización hepática, especialmente a través del sistema enzimático CYP450. Algunos ARV, como ritonavir o cobicistat, pueden inhibir estas enzimas, haciendo que el tusi se acumule en el organismo. Esto intensifica sus efectos psicoactivos y tóxicos, y aumenta el riesgo de psicosis, hipertensión, hipertermia, convulsiones o incluso muerte.
Por otro lado, ARV como efavirenz o rilpivirina, que ya tienen efectos sobre el sistema nervioso central, pueden potenciar la ansiedad, el insomnio o las alucinaciones cuando se combinan con tusi, incrementando el riesgo de crisis psicológicas graves.
Además, tanto tusi como ciertos antirretrovirales (como atazanavir o lopinavir) pueden prolongar el intervalo QT del corazón, lo que eleva el riesgo de arritmias graves o muerte súbita, especialmente si se mezclan también con otras sustancias como cocaína, MDMA o Viagra.
A nivel conductual, el consumo de tusi puede afectar seriamente la adherencia al tratamiento, provocando olvidos, abandono de la medicación o desorganización de las rutinas, sobre todo en contextos de consumo prolongado (chemsex, sesiones largas, etc.). Esto disminuye la eficacia del tratamiento, favorece la aparición de resistencias al VIH y puede llevar a un deterioro general de la salud física y mental.
En resumen, el uso de tusi mientras se toman antirretrovirales multiplica los riesgos clínicos, reduce la eficacia del tratamiento y pone en peligro tanto la salud individual como colectiva.
Medidas para reducir los riesgos asociados al consumo de tusi
El consumo de tusi conlleva riesgos importantes para la salud física y mental. Sin embargo, si decides usarlo, la información te permitirá tomar precauciones para reducir los daños.
Dosis y consumo responsable
- Empezar con dosis muy bajas (menos de 5 mg): tusi es extremadamente potente y difícil de dosificar con precisión.
- Evitar redosificar constantemente: repetir dosis seguidas puede aumentar el riesgo de paranoia, agitación o colapso físico.
- No mezclar con otras sustancias (alcohol, GHB, estimulantes, Viagra…): las combinaciones hacen los efectos más imprevisibles y peligrosos.
- Dar tiempo y observar: si se trata de una sustancia nueva o de origen dudoso, es importante esperar a que actúe antes de volver a consumir.
Espacio y entorno
- Consumir en un entorno seguro, tranquilo y con personas de confianza.
- Informar a alguien de confianza sobre lo que se está consumiendo. De esta manera, podrá ofrecer ayuda si surge alguna complicación.
Cuidado del cuerpo
- Hidratarse regularmente, sin excederse (medio vaso de agua cada 30–45 minutos es suficiente).
- Ingerir algo ligero antes, durante y después del consumo. La falta de alimento puede agravar los efectos adversos.
- Descansar entre sesiones: el consumo prolongado durante horas o días sin dormir puede derivar en psicosis.
- En casos de antecedentes de ansiedad, brotes psicóticos o epilepsia, tusi puede agravar estos cuadros.
Salud mental y emocional
- Estar atento a cambios en el estado de ánimo, paranoia o confusión. Ante cualquier señal de alarma, es recomendable detener el consumo y buscar apoyo.
- Expresar lo que se siente con personas de confianza puede aliviar la carga emocional.
Tras el consumo, pueden aparecer bajones, insomnio, paranoia o malestar. Estas reacciones son comunes, pero si se prolongan o intensifican, es aconsejable recurrir a ayuda profesional.
Salud sexual y reducción de riesgos
- Usar preservativos y lubricantes para prevenir infecciones de transmisión sexual (ITS) y lesiones.
- Valorar el uso de PrEP o PEP en situaciones de riesgo de exposición al VIH.
- Evitar prácticas sexuales no consensuadas o agresivas bajo efectos intensos.
- Tener a disposición materiales de higiene y protección (guantes, jeringuillas nuevas si aplica, lubricantes, etc.).
Reducción progresiva y autocuidado
- En caso de querer reducir o dejar el consumo, hacerlo de forma progresiva y con apoyo para evitar síntomas de abstinencia (ansiedad, insomnio, irritabilidad, deseos intensos).
- Buscar acompañamiento profesional o comunitario (centros de reducción de riesgos, profesionales de salud mental, grupos de apoyo).
- Explorar alternativas al consumo para gestionar el malestar o el placer: terapia, descanso, actividades creativas, vínculos seguros.