Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se estima que alrededor de 374 millones de personas contraen alguna de las siguientes infecciones de transmisión sexual (ITS): clamidia, gonorrea, sífilis y tricomoniasis.

Las ITS se encuentran entre las principales razones por las que los adultos buscan atención médica en todo el mundo. En Europa, específicamente, ocupan el segundo lugar como causa de enfermedades infecciosas.

Cada día, más de un millón de personas contraen una ITS; la mayoría de los casos son asintomáticos.

Los contenidos de este sitio web se publicaron en mayo de 2023. La información que reflejan puede haber sufrido cambios o quedar desactualizada. Si tienes alguna duda, contáctanos.

¿Qué son las ITS?

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) son un conjunto de infecciones que pueden transmitirse de una persona infectada a otra que no lo está a través de un contacto estrecho.

La vía de transmisión más común son las relaciones sexuales con penetración (vaginal o anal) y el sexo oral, pero también se pueden transmitir mediante contacto sexual sin penetración, por intercambio de fluidos corporales, o por contacto directo con áreas de la piel o mucosas afectadas por la infección.

Las bacterias, virus, hongos y parásitos que causan las ITS también pueden adquirirse fuera de las relaciones sexuales mediante el uso compartido de material de inyección, de la alimentación y durante el embarazo o el parto.

La mayoría de las veces, los microorganismos que pueden causar este tipo de infecciones se localizan en la vagina, el pene, el ano o la boca, pero a veces también están en otros órganos.

¿Cómo se pueden prevenir las ITS?

Las relaciones sexuales deberían de entenderse desde el placer, el respeto y el cuidado hacia uno mismo y hacia las demás personas. A fin de tener relaciones sexuales libres y sanas, es esencial disponer de la información adecuada sobre las ITS. Una de las mejores formas de evitar las ITS es saber qué son y cómo prevenirlas.

A continuación, se enumeran una serie de factores que pueden reducir el riesgo de contraer o transmitir una ITS.

 

  • Disponer de información basada en la evidencia científica y que evite estereotipos o mitos.
  • Utilizar métodos de barrera como el preservativo interno, el preservativo externo, las barreras orales, los protectores de dedos y los guantes.
  • Usar lubricantes a base de agua o silicona durante las relaciones sexuales para reducir la fricción y el riesgo de roturas en los preservativos.
  • Limpiar los juguetes sexuales antes y después de cada uso y emplear barreras de protección, como preservativos o guantes de látex, en los juguetes sexuales que se usan de manera compartida o durante el juego sexual con diferentes parejas.
  • Practicar la comunicación abierta con las parejas sexuales para establecer límites y acordar medidas de prevención.
  • Evitar mantener relaciones sexuales bajo los efectos del alcohol y otras drogas, ya que su consumo puede afectar en la toma de decisiones y disminuir la percepción del riesgo.
  • Hacer pruebas periódicas de detección de ITS, sobre todo si se es sexualmente activo y se tienen varias parejas sexuales.
  • Solicitar atención médica especializada si se experimentan síntomas sospechosos de una ITS o si una pareja sexual ha sido diagnosticada con una ITS.
  • Descartar la posibilidad de haber contraído otras infecciones de transmisión sexual y el VIH en caso de recibir un diagnóstico positivo de una ITS específica.
  • Seguir las instrucciones recibidas con respecto al tratamiento, su duración y las recomendaciones para evitar las relaciones sexuales durante ese período.
  • Informar a las parejas sexuales, cuando se recibe un diagnóstico positivo de una ITS, para que puedan recibir tratamiento y prevenir su propagación a otras personas.
  • Acceder a las vacunas, cuando esté indicado, disponibles para algunas ITS: virus del papiloma humano, hepatitis A, hepatitis B y herpes zóster (esta última no es una ITS en sí misma, pero puede transmitirse a través del contacto directo con las ampollas del herpes zóster durante las relaciones sexuales).
  • Prevenir el VIH accediendo a la profilaxis preexposición (PrEP) o la profilaxis post-exposición (PEP) cuando estén indicadas, prescritas y supervisadas a través de servicios de salud especializados.
¿Cuándo hacerse pruebas de detección de ITS?

Los síntomas ante una ITS pueden variar entre personas. Mientras algunas pueden no experimentar síntomas, otras pueden presentar síntomas leves o más graves. Por tanto, es importante comprender que la única forma de confirmar la presencia de una ITS es mediante una prueba de detección.

En general, es aconsejable someterse regularmente a pruebas de detección de ITS, incluso en ausencia de síntomas, y especialmente si se cumplen las siguientes condiciones:

  • se practica sexo vaginal, anal u oral sin protección
  • se han tenido más de una pareja sexual diferente
  • se usan drogas durante las relaciones sexuales
  • se participa en sesiones de sexo en grupo
¿Cómo se realizan las pruebas de detección de ITS?

Las pruebas de detección de infecciones de transmisión sexual se llevan a cabo a través de diferentes métodos, dependiendo de la ITS que se quiera diagnosticar.

Pruebas de laboratorio.
Estas pruebas implican la toma de muestras biológicas, como sangre, orina, hisopos genitales o fluidos corporales, que se envían a un laboratorio para su análisis. Los métodos utilizados en el laboratorio pueden incluir la detección de anticuerpos, ácidos nucleicos o antígenos específicos de la ITS en cuestión.

Pruebas rápidas.
Estas pruebas ofrecen resultados en un corto período de tiempo, generalmente en minutos. Se realizan empleando muestras de sangre o fluidos corporales, y pueden detectar anticuerpos o antígenos específicos de la ITS.

Pruebas de autodiagnóstico.
Algunas ITS también tienen disponibles kits de autodiagnóstico que se pueden adquirir en farmacias o en línea. Estas pruebas suelen ser simples de usar y proporcionan resultados en casa, siguiendo las instrucciones del kit.

Es importante destacar que la realización de pruebas de detección de ITS debe ser llevada a cabo por profesionales de la salud o en centros de salud especializados.

Para garantizar una atención segura y eficaz se ha de:

  • mantener una actitud respetuosa, no discriminatoria y sin prejuicios hacia todas las personas, independientemente de su edad, género, orientación sexual, origen étnico, religión u otros factores.
  • ofrecer información clara y detallada sobre las pruebas de detección que se van a hacer.
  • asegurar que las personas comprenden la información recibida y que pueden hacer preguntas y aclarar dudas.
  • proporcionar información sobre la prevención de las ITS.
  • garantizar la privacidad y la confidencialidad de la información.
Las infecciones de transmisión sexual y el VIH

Las ITS pueden incrementar la probabilidad de contraer el VIH, ya que pueden aumentar la vulnerabilidad de una persona al VIH de varias maneras:

  • causando lesiones en los tejidos que recubren los órganos genitales, lo que facilita la entrada del VIH en el cuerpo.
  • generando inflamación en el cuerpo, lo que aumenta la cantidad de células infectadas por el VIH y facilita la propagación del virus.

Por lo tanto, es importante que las personas que tienen una ITS también se hagan la prueba del VIH.

Además, las personas que viven con VIH deberían hacerse pruebas regulares de ITS y recibir tratamiento para cualquier infección que se detecte para prevenir complicaciones de salud adicionales.

La educación sexual

La prevención de las ITS conlleva un abordaje desde múltiples perspectivas:  información, prevención, reducción de riesgos, pruebas de diagnóstico, tratamiento y vacunas.

A continuación, nos centraremos en unos de los pilares básicos y fundamentales en la prevención de las ITS: la educación sexual.

Al proporcionar información precisa y actualizada sobre las ITS, los métodos de prevención y la importancia del comportamiento sexual responsable, la educación sexual ayuda a reducir el riesgo de contraer y propagar las ITS.

Además, la educación sexual también promueve la salud y el bienestar sexual, empoderar a las personas en el ejercicio de sus derechos sexuales y fomentar una sociedad más informada, respetuosa y libre de estigmas en torno a la sexualidad.

Una educación sexual de calidad debería estar basada en los siguientes fundamentos:

Precisión y objetividad
La educación sexual debe proporcionar información científica precisa y actualizada sobre aspectos relacionados con la sexualidad humana, incluyendo anatomía, fisiología, desarrollo sexual, métodos anticonceptivos, infecciones de transmisión sexual, consentimiento y otros temas relevantes. Esta información debe ser objetiva, libre de prejuicios y basada en evidencia científica.

Inclusividad y diversidad
Una educación sexual de calidad debe ser inclusiva y respetar la diversidad de orientaciones sexuales, identidades de género y expresiones sexuales. Debe fomentar la aceptación y la no discriminación hacia todas las personas, independientemente de su orientación o identidad.

Enfoque integral.
La educación sexual se debe abordar la sexualidad de manera integral, considerando aspectos físicos, emocionales, sociales y éticos. No se trata solo de transmitir conocimientos sobre la biología reproductiva, sino también de explorar la diversidad de experiencias sexuales, relaciones afectivas, orientación sexual, identidad de género y roles de género.

Enfoque holístico.
La educación sexual ha de abordar tanto los aspectos físicos como los emocionales y psicológicos de la sexualidad. Esto implica hablar sobre la importancia del consentimiento, el respeto mutuo, las emociones y la intimidad en las relaciones sexuales.

Enfoque preventivo.
La educación sexual debe enfatizar la prevención de enfermedades de transmisión sexual y de embarazos no deseados, así como promover el uso adecuado de métodos anticonceptivos y el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva.

Enfoque basado en los derechos.
La educación sexual debe estar fundamentada en los derechos sexuales y reproductivos, reconocidos internacionalmente. Esto implica promover el respeto a la autonomía, la igualdad, la no discriminación, el consentimiento, la intimidad y el acceso a la salud sexual y reproductiva.

Promoción de habilidades y actitudes.
Además de brindar información, la educación sexual de calidad debe desarrollar habilidades y actitudes que fomenten una sexualidad saludable y responsable. Esto incluye la comunicación efectiva, la toma de decisiones informadas, el establecimiento de relaciones respetuosas, la negociación de límites y el manejo de presiones sociales.

Contextualización y adaptación.
La educación sexual debe adaptarse a las necesidades y características de los individuos y las comunidades. Es importante considerar aspectos culturales, religiosos y sociales, respetando la diversidad y evitando estereotipos y juicios de valor.

Diálogo abierto y libre de prejuicios.
La educación sexual debe fomentar un ambiente seguro y abierto en el que se puedan hacer preguntas, expresar inquietudes y participar en discusiones constructivas. Debe ser libre de juicios y proporcionar información imparcial.

Consentimiento y relaciones saludables.
La educación sexual ha de enfocarse en la importancia del consentimiento mutuo, el respeto y la comunicación en las relaciones sexuales. Debe abordar temas como los límites personales, la violencia de género y la prevención del abuso sexual.

Colaboración entre figuras parentales, educadores y comunidad.
La educación sexual efectiva requiere de una colaboración estrecha entre tutores, educadores, profesionales de la salud y la comunidad en general. Es importante involucrar a las figuras parentales en el proceso educativo, ofreciendo orientación y recursos para abordar la educación sexual de manera complementaria y coherente.

Los derechos sexuales y reproductivos

Los derechos sexuales y reproductivos son un conjunto de derechos humanos relacionados con la sexualidad y la reproducción que se derivan de los derechos fundamentales inherentes a todas las personas. Estos derechos están reconocidos internacionalmente y promueven el respeto, la igualdad y la dignidad en relación con la sexualidad y la reproducción.

Algunos de los derechos sexuales y reproductivos más reconocidos son:

Derecho a la autonomía sexual: todas las personas tienen el derecho de tomar decisiones libres y responsables sobre su propia vida sexual y reproductiva, incluyendo la elección de tener relaciones sexuales o no, la elección de pareja, la decisión de casarse o formar una familia, y el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva.

Derecho a la igualdad de género y no discriminación: todas las personas tienen derecho a la igualdad de oportunidades y al disfrute pleno y en condiciones de igualdad de sus derechos sexuales y reproductivos, sin importar su sexo, género, orientación sexual, identidad de género, estado civil, edad, discapacidad, etnia u otra característica.

Derecho a la educación sexual integral: las personas tienen derecho a recibir una educación integral en sexualidad que les proporcione información precisa, objetiva y basada en evidencia sobre temas relacionados con la sexualidad y la reproducción, incluyendo el desarrollo sexual, la anticoncepción, las infecciones de transmisión sexual, el consentimiento, la diversidad sexual y de género, y la prevención de la violencia sexual.

Derecho al acceso a servicios de salud sexual y reproductiva: las personas tienen derecho a acceder a servicios de salud sexual y reproductiva de calidad, incluyendo atención prenatal y obstétrica, anticoncepción, detección y tratamiento de infecciones de transmisión sexual, atención del aborto seguro y legal cuando esté permitido por la ley, y atención postaborto.

Derecho a la intimidad y confidencialidad: todas las personas tienen derecho a la privacidad, confidencialidad y protección de su información personal en asuntos relacionados con su salud sexual y reproductiva, incluyendo el derecho a tomar decisiones sin injerencia, coerción o discriminación.

Derecho a vivir libre de violencia sexual y coerción: las personas tienen derecho a vivir libres de violencia sexual, incluyendo la violación, el acoso sexual, la explotación sexual y el matrimonio forzado. También tienen derecho a estar protegidas contra la coerción o presiones para tomar decisiones relacionadas con su sexualidad y reproducción.

Estos son solo algunos ejemplos de los derechos sexuales y reproductivos reconocidos internacionalmente. Los derechos sexuales y reproductivos son fundamentales para garantizar la salud, la igualdad y la dignidad de todas las personas en relación con su sexualidad y reproducción.

Es importante destacar que estos derechos pueden variar según los contextos legales y culturales de cada país o región.

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