El linfogranuloma venéreo (LGV) es una infección de transmisión sexual (ITS) que principalmente se localizaba en África subsahariana, América Latina y el Caribe y Asía.

En los últimos años, el LGV ha ido experimentando un aumento de casos. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) se han notificado casos en el Reino Unido, Alemania, los Países Bajos, Francia, España y Bélgica.

Los contenidos de este sitio web se publicaron en mayo de 2023. La información que reflejan puede haber sufrido cambios o quedar desactualizada. Si tienes alguna duda, contáctanos.

¿Qué es el linfogranuloma venéreo?

El linfogranuloma venéreo (LGV) es una infección bacteriana de transmisión sexual causada por ciertas cepas del serotipo L1, L2 y L3 de la bacteria Chlamydia trachomatis. Lo que diferencia estos subtipos de la clamidia común es su capacidad de infectar los nódulos linfáticos.

El LGV fue descrito por primera vez en 1833 por el médico británico John Hunter. Sin embargo, no fue hasta la década de 1930 cuando se identificó la causa de la enfermedad como una infección bacteriana transmitida por contacto sexual.

El linfogranuloma venéreo también se conoce como: síndrome de Durand-Nicolas-Favre y granuloma inguinal linfático.

¿Cómo se transmite el linfogranuloma venéreo?

La transmisión del LGV ocurre a través del contacto sexual vaginal, anal u oral sin protección con una persona infectada. La bacteria se encuentra en las secreciones genitales, anales y faríngeas de la persona infectada y puede transmitirse durante el contacto sexual con las membranas mucosas o la piel lesionada.
Las prácticas sexuales por las que se puede transmitir el LGV, haya o no eyaculación, son:

Penetración vaginal o anal sin protección
Prácticas de sexo oral (felación, cunnilingus y anilingus) sin protección
Fisting y fingering sin protección
Compartir juguetes sexuales.

Las personas embarazadas que tienen LGV pueden transmitir la infección al bebe durante el parto.

¿Qué síntomas tienen las personas con linfogranuloma venéreo?

La infección se manifiesta en tres fases o estadios.

Primera fase. En la etapa temprana de la infección, el síntoma inicial suele ser una pápula indolora o úlceras superficiales en la vagina, el pene, la uretra o en el recto localizadas en el lugar por donde la bacteria entró al organismo. Se manifiesta después de un período de incubación de entre 3 y 30 días. Estas lesiones no siempre aparecen o bien pueden pasar desapercibidas. De hecho, lo más común es no tener síntomas durante la primera fase.

Segunda fase. En la etapa intermedia de la infección, que puede ocurrir semanas o meses después de la exposición, tras la lesión inicial, los ganglios linfáticos de la ingle pueden inflamarse y doler. En esta fase se pueden dar casos de proctitis (inflamación del recto), sangrado rectal, secreción anal, estreñimiento y calambres. Al igual que en la fase anterior, hay personas que no tienen síntomas durante esta fase.

Tercera fase. En la etapa tardía de la infección, que puede ocurrir varios meses después de la exposición, el LGV puede causar inflamación, cicatrizado y daños en tejidos que pueden tener efectos graves en el área genital e interior del ano. En el ano se pueden desarrollar bultos parecidos a hemorroides y las lesiones de la mucosa pueden estrechar el recto. La obstrucción linfática puede causar hinchazón extrema (elefantiasis) de los genitales.

Además de los casos en los que la infección no presenta síntomas, los síntomas del LGV pueden confundirse con los de otras ITS o problemas de salud. Por ello, se recomienda buscar atención médica especializada en ITS para obtener un diagnóstico y tratamiento correctos.

¿Cómo se diagnostica el linfogranuloma venéreo?

El LGV puede ser difícil de diagnosticar porque los síntomas pueden ser similares a otras ITS y los síntomas de fases más tardías pueden ser confundidos con síntomas relacionados con otras infecciones o afectaciones, como por ejemplo el herpes o desórdenes intestinales.

Para diagnosticar el LGV, se pueden realizar varias pruebas, que pueden incluir:

Examen físico para buscar signos de infección, como úlceras o ampollas en los genitales o el área rectal, y evaluar la inflamación de los ganglios linfáticos.

Prueba de PCR que puede detectar el material genético de la bacteria Chlamydia trachomatis en una muestra de tejido o líquido corporal, como la orina o el flujo genital.

Cultivo, una muestra de tejido o líquido corporal también se puede cultivar en el laboratorio para identificar la presencia de la bacteria Chlamydia trachomatis.

Serología: se pueden realizar pruebas de sangre para detectar anticuerpos contra el LGV, aunque estas pruebas no son siempre precisas en la identificación de la infección temprana.

En personas diagnosticadas de proctitis por clamidia, es recomendable descartar la posibilidad de una infección por linfogranuloma venéreo.

¿Se puede tratar y curar el linfogranuloma venéreo?

Sí, al igual que sucede con la clamidia, el LGV se puede tratar y curar con antibiótico, solo que en este caso el tratamiento tendrá una duración mayor que, generalmente, suele ser de 3 semanas.

El tratamiento elimina la bacteria que causa el LGV, pero no repara los daños causados durante la tercera fase, si no se administra antes, y tampoco inmuniza frente a futuras infecciones.

¿Cómo evoluciona el linfogranuloma venéreo si no se trata?

Si no se trata, el LGV puede extenderse a los ganglios linfáticos y otros tejidos cercanos, lo que puede provocar inflamación, abscesos y úlceras.

En casos graves y avanzados de LGV, la inflamación y la formación de tejido cicatricial pueden causar obstrucciones y estrechamiento del recto y el canal anal, lo que se conoce como estenosis anal. Esto puede provocar dolor abdominal, dificultad para defecar y, en algunos casos, incontinencia fecal.

En algunos casos, aunque muy poco comunes, el LGV puede causar complicaciones aún más graves, como la formación de fístulas (conexiones anormales entre los órganos) o la inflamación de los vasos sanguíneos, lo que puede provocar una insuficiencia renal.

¿Cómo se puede prevenir el linfogranuloma venéreo?

El uso del preservativo o métodos de barrera que impidan el paso de las secreciones infecciosas durante el sexo vaginal, anal y oral puede reducir considerablemente el riesgo de infección.

Si se utilizan juguetes sexuales, se recomienda cubrirlos con un preservativo nuevo por cada persona y cada práctica sexual (oral y/o anal) con la que se vayan a usar.

Se recomienda lavarse las manos después de manipular condones usados, juguetes sexuales o tras mantener relaciones sexuales.

¿Qué relación hay entre el linfogranuloma venéreo y el VIH?

Las personas con LGV pueden tener un mayor riesgo de contraer el VIH si se exponen al virus.

Algunos estudios han demostrado que las personas que tienen LGV tienen un mayor riesgo de contraer el VIH, ya que la inflamación y las úlceras asociadas con el LGV pueden aumentar la susceptibilidad a la infección por VIH. Además, el VIH y el LGV comparten los mismos factores de riesgo, como tener múltiples parejas sexuales, compartir agujas para inyectarse drogas y tener relaciones sexuales sin protección.

Si se tiene LGV, es importante descartar la posibilidad de haber contraído otras ITS y el VIH.

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