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La gonorrea es una de las infecciones de transmisión sexual (ITS) más antiguas conocidas por el ser humano. Se han encontrado referencias a esta enfermedad que datan de miles de años atrás.

Aunque es una infección asintomática en la mayoría de los casos, se trata y cura fácilmente, pero en la actualidad existe preocupación debido a la aparición de cepas de gonorrea multirresistentes, lo que dificulta su tratamiento.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que en todo el mundo se producen aproximadamente 87 millones de nuevos casos de gonorrea cada año.

La información médica puede cambiar rápido. Si tienes dudas después de leer esta guía, te recomendamos hablar con una persona especialista o que nos contactes.

¿Qué es la gonorrea?

Es una infección de transmisión sexual (ITS) causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae.

La gonorrea ya aparece en textos médicos de la antigua Grecia y Roma, pero no sería hasta el año 1879 cuando el médico alemán Albert Neisseren descubriría la bacteria que causa la infección.

El término ‘gonorrea’ se deriva del latín gonorrhaea, que a su vez tiene su origen en el griego gonórrhoia, una combinación de las palabras griegas gonos (esperma) y rhêo (fluir) en referencia al flujo que puede manifestarse como síntoma de la infección cuando afecta la uretra.

Existen otros términos para referirse a esta infección: gonococia, gonocosis, blenorragia.

¿Cómo se transmite la gonorrea?

La gonorrea se puede transmitir a través de las secreciones genitales (de la vagina o la uretra), así como de las secreciones de las mucosas faríngeas y anorrectales, por cualquier persona infectada, independientemente de si presenta síntomas de infección o no.

Las prácticas sexuales por las que se puede transmitir la gonorrea, haya o no eyaculación, son:

  • Penetración vaginal o anal sin protección
  • Prácticas de sexo oral (felación, cunnilingus y anilingus) sin protección
  • Fisting y fingering sin protección
  • Compartir juguetes sexuales.

Las personas embarazadas que tienen gonorrea pueden transmitir la infección al bebe durante el parto.

¿Qué síntomas tienen las personas con gonorrea?

Muchas personas con gonorrea no presentan síntomas, pero cuando aparecen, suelen manifestarse entre 2 y 14 días después de la exposición a la bacteria, aunque en algunos casos pueden tardar más tiempo en aparecer.

Los síntomas más frecuentes incluyen:

  • Personas con vulva: flujo vaginal anormal, dolor en el bajo vientre, sangrado durante la penetración, dolor o escozor al orinar, manchado entre períodos menstruales. En muchos casos, la infección puede ser asintomática.
  • Personas con pene: dolor o ardor al orinar, secreción anormal del pene (puede ser espesa, amarillenta o verdosa), y dolor o hinchazón en uno o ambos testículos. La secreción es uno de los síntomas más característicos, aunque en algunos casos también puede no presentarse.
  • Zona anorrectal: secreción anormal, escozor y dolor al defecar (en ocasiones con sangrado). En la mayoría de los casos, la infección en esta zona es asintomática.
  • Garganta: puede causar dolor de garganta, dificultad para tragar y, en ocasiones, secreción. Al igual que en otras áreas, la infección de garganta suele ser asintomática.

Los síntomas de la gonorrea pueden confundirse con los de otras infecciones de transmisión sexual o problemas de salud, por lo que es importante consultar a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.

¿Cómo se diagnostica la gonorrea?

La gonorrea se diagnostica mediante el análisis de muestras de fluidos corporales.

Los métodos más comunes incluyen:

  • Análisis de orina: se solicita una muestra de orina para buscar signos de la bacteria Neisseria gonorrhoeae.
  • Muestra de fluidos vaginales o uretrales: se toma una muestra de la zona genital (vagina en personas con vulva o uretra en personas con pene) para analizarla en busca de la bacteria.
  • Examen de garganta o ano: si la persona ha tenido contacto sexual en estas áreas, también se puede tomar una muestra de la garganta o el ano para detectar la infección.

Los resultados de las pruebas generalmente se obtienen en pocos días y, en muchos casos, el diagnóstico puede hacerse de manera sencilla, sin necesidad de una prueba invasiva.

Si se tienen síntomas o se ha tenido relaciones sexuales sin protección con alguien que pueda tener gonorrea, es importante hacerse la prueba.

¿Se puede tratar y curar la gonorrea?

Sí, la gonorrea es una infección que se puede tratar y curar con antibióticos.

El tratamiento también puede ayudar a aliviar los síntomas de la infección, aunque algunas personas pueden experimentar síntomas persistentes durante un tiempo después del tratamiento.

Es importante informar a las personas con las que se ha tenido relaciones sexuales antes del diagnóstico para que se hagan la prueba y, si es necesario, reciban tratamiento. Esto también ayuda a prevenir la transmisión de la infección.

Es esencial seguir las indicaciones médicas, completar todo el tratamiento y evitar tener relaciones sexuales hasta que se confirme que la infección ha desaparecido. Si no se trata correctamente, la infección puede persistir o reaparecer.

El tratamiento no ofrece protección ni inmunidad contra infecciones futuras.

¿Cómo evoluciona la gonorrea si no se trata?

En casos excepcionales, la gonorrea puede resolverse por sí sola sin tratamiento. Sin embargo, en la mayoría de los casos, si no se trata, la infección puede llevar a complicaciones serias como:

  • Enfermedad inflamatoria pélvica (EIP): una inflamación en la pelvis que puede dañar los órganos reproductivos, causando dolor pélvico crónico, infertilidad y otros problemas de salud.
  • Embarazo ectópico: la gonorrea aumenta el riesgo de embarazo ectópico, lo cual ocurre fuera del útero y puede ser potencialmente mortal.
  • Infección ocular: la gonorrea puede infectar los ojos, causando conjuntivitis gonocócica. Esto representa un riesgo particular para los recién nacidos y las recién nacidas durante el parto, ya que, si no se trata adecuadamente, puede provocar ceguera.
  • Epididimitis: en personas con epidídimo, la gonorrea puede causar inflamación dolorosa del epidídimo, lo que puede generar dolor testicular y afectar la fertilidad.
  • Artritis reactiva: la gonorrea también puede desencadenar una forma de artritis que provoca inflamación en las articulaciones, los ojos y los genitales.
  • Infección en otras partes del cuerpo: en casos más graves, la gonorrea puede diseminarse a otras partes del cuerpo, como la sangre (gonococemia), lo que puede llevar a una infección sistémica que afecta las articulaciones, la piel, el hígado y otros órganos. Esto puede causar fiebre, lesiones en la piel, dolor articular y otros síntomas graves.

En resumen, aunque en casos muy raros la gonorrea puede resolverse por sí sola, lo más habitual es que, si no se trata, cause complicaciones graves como dolor crónico, infertilidad, embarazo ectópico o problemas en los genitales. Por ello, es fundamental realizarse las pruebas y recibir tratamiento a tiempo.

¿Cómo se puede prevenir la gonorrea?

El riesgo de infección se puede reducir de manera significativa implementando diversas medidas, como:

  • Uso correcto del preservativo: utilizar condones de látex o poliuretano en las relaciones sexuales, tanto vaginales como anales y orales, reduce significativamente el riesgo de contraer clamidia y otras infecciones de transmisión sexual (ITS).
  • Además del preservativo, se pueden utilizar barreras bucales como el dental dam. El dental dam es una lámina delgada y flexible de látex o poliuretano que se coloca sobre la zona genital o anal durante el sexo oral para prevenir la transmisión de ITS, incluida la clamidia. Si no se dispone de un dental dam, se puede usar un condón cortado, que funciona de manera similar, o una película de látex o poliuretano (disponible en algunas tiendas o como material médico). También se puede emplear una película plástica o envoltorio de plástico, aunque esta opción no es tan segura ni efectiva como las anteriores.
  • Evitar compartir juguetes sexuales sin la limpieza adecuada: si se usan juguetes sexuales, deben limpiarse correctamente entre un uso y otro, y si se comparten, es importante usar preservativos sobre ellos.
  • Comunicarse con la pareja: hablar abiertamente sobre el historial sexual, las pruebas de ITS y las prácticas sexuales que se desean realizar puede ayudar a tomar decisiones informadas sobre la protección adecuada. Esto permite acordar las mejores medidas para reducir el riesgo de infección y asegurarse de que las personas se sientan cómodas y seguras.
  • Es recomendable lavarse bien las manos después de manipular preservativos usados, juguetes sexuales o tras mantener relaciones sexuales. Esto ayuda a eliminar cualquier bacteria o fluido corporal que pueda haber quedado en las manos, reduciendo el riesgo ITS y otras infecciones. Además, es importante asegurarse de lavar las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos, especialmente si se ha tocado el área genital o anal, para garantizar una higiene adecuada.
  • Realizarse pruebas regularmente: especialmente si se tienen relaciones sexuales sin protección o con múltiples parejas. Las pruebas periódicas permiten detectar la infección a tiempo, tratarla antes de que cause complicaciones y romper la cadena de transmisión.

En resumen, para prevenir la gonorrea se pueden combinar varias medidas, como usar bien los preservativos y las barreras bucales, mantener una buena higiene, limpiar los juguetes sexuales, hablar abiertamente con la pareja y hacerse pruebas regularmente. Si se siguen estas prácticas, se reduce mucho el riesgo de infección y se previene su transmisión.

¿Qué relación existe entre la gonorrea y el VIH?

Las personas con gonorrea pueden tener un mayor riesgo de contraer el VIH si se exponen al virus.

La razón detrás de esto es que la gonorrea causa inflamación y daño en los tejidos genitales y anales, lo que aumenta la vulnerabilidad a otras infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH. Además, el VIH y la gonorrea comparten los mismos factores de riesgo, como tener múltiples parejas sexuales, compartir agujas para inyectarse drogas y tener relaciones sexuales sin protección.

Si se tiene gonorrea, es importante descartar la posibilidad de haber contraído otras ITS y el VIH.

¿Cómo puede afectar la gonorrea a una persona con VIH?

Aunque la gonorrea puede afectar a cualquier persona, aquellas que viven con VIH (PVIH) pueden experimentar infecciones más persistentes y con mayor riesgo de complicaciones. Un sistema inmunitario debilitado puede dificultar la eliminación de la bacteria, aumentando la probabilidad de infecciones recurrentes y de complicaciones en la salud sexual y reproductiva.

Principales puntos de relación

1. Mayor riesgo de infecciones persistentes y recurrentes

En personas con VIH, la gonorrea puede ser más difícil de eliminar y puede durar más tiempo si no se trata adecuadamente. Además, una infección no detectada o mal tratada puede favorecer la inflamación crónica y aumentar el riesgo de otras infecciones de transmisión sexual (ITS), incluyendo la clamidia o el Mycoplasma genitalium.

2. Mayor vulnerabilidad a complicaciones

En mujeres con VIH, la gonorrea no tratada puede aumentar el riesgo de enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), lo que puede derivar en infertilidad, dolor pélvico crónico y embarazos ectópicos.

En hombres con VIH, la infección puede provocar epididimitis (inflamación del epidídimo), uretritis crónica o incluso afectar la fertilidad.

Tanto en hombres como en mujeres, la gonorrea puede causar artritis reactiva, una enfermedad inflamatoria que afecta a las articulaciones y que es más frecuente en personas con sistemas inmunitarios debilitados.

3. Aumento del riesgo de transmisión del VIH

Las ITS como la gonorrea pueden aumentar la carga viral en los fluidos genitales y rectales, lo que incrementa el riesgo de transmisión del VIH a las parejas sexuales. Esto se debe a que la inflamación causada por la infección facilita la entrada del VIH en el organismo.

Si una persona con VIH tiene carga viral indetectable, el riesgo de transmisión del VIH sigue siendo extremadamente bajo, incluso en caso de coinfección con gonorrea. Sin embargo, dado que la gonorrea puede facilitar la adquisición del VIH en personas no tratadas o con niveles bajos de virus detectables, es fundamental realizar controles periódicos, tratar cualquier ITS a tiempo y seguir usando medidas de prevención combinada (preservativos, PrEP, chequeos regulares, etc.).

4. Coinfección con sífilis y otras ITS

Las personas con VIH tienen un mayor riesgo de coinfección con otras ITS, especialmente sífilis y clamidia. La gonorrea suele diagnosticarse junto con estas infecciones, lo que puede complicar el tratamiento y aumentar el riesgo de complicaciones.

5. Posibles resistencias a antibióticos

La gonorrea ha desarrollado resistencia a múltiples antibióticos, lo que ha dificultado su tratamiento en los últimos años. En personas con VIH, el tratamiento puede requerir un seguimiento más estricto para asegurar su efectividad.

Además, la gonorrea faríngea ha demostrado ser particularmente resistente a ciertos antibióticos, lo que la convierte en un foco de preocupación para el control de la infección a nivel global.

6. Impacto en la progresión del VIH

Aunque el VIH se controla con tratamiento antirretroviral (TAR), algunas infecciones como la gonorrea pueden causar inflamación sistémica. En ciertos casos, esto podría afectar la respuesta inmunitaria y aumentar la carga viral en personas que no están en tratamiento o tienen un control deficiente del VIH.

En resumen

Las personas con VIH tienen un mayor riesgo de sufrir infecciones persistentes y recurrentes por gonorrea. Esto puede derivar en complicaciones graves como enfermedad inflamatoria pélvica en mujeres o epididimitis en hombres. Además, la inflamación que provoca la gonorrea aumenta el riesgo de transmisión del VIH, lo que la convierte en una ITS especialmente relevante en este grupo.

El aumento de las resistencias a antibióticos hace que el tratamiento de la gonorrea sea más desafiante, especialmente en personas con VIH. Por ello, un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado son esenciales para prevenir complicaciones y reducir el impacto en la salud.

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