La Shigella es una bacteria que causa infecciones intestinales graves, conocidas como shigelosis. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se reportan más de 165 millones de casos en todo el mundo.
La infección, asociada con diarrea, fiebre y deshidratación, representa un desafío crítico para la salud pública debido a su alta transmisibilidad y el aumento de cepas resistentes a los antibióticos.
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¿Qué es la Shigella?
La Shigella es un género de bacterias que causa infecciones intestinales conocidas como shigelosis.
La Shigella fue identificada por primera vez en 1897 por el bacteriólogo japonés Kiyoshi Shiga, quien descubrió la bacteria al investigar un brote de disentería en Japón. La enfermedad causada por esta bacteria, conocida como shigelosis o disentería bacteriana, se ha reconocido desde tiempos antiguos debido a los síntomas característicos de diarrea severa y deshidratación, aunque no se conocía su causa específica hasta el descubrimiento de Shiga.
La infección por Shigella también se conoce con otros términos, dependiendo del contexto o de los síntomas predominantes siendo el más común Shigelosis, pero también se puede hacer referencia a la infección como disentería bacteriana o bacilar.
¿Cómo se transmite la Shigella?
La Shigella se transmite principalmente a través de la vía oro fecal, es decir, por el contacto con materia fecal infectada. Las formas más comunes de transmisión incluyen:
- Consumo de alimentos o agua contaminados: la bacteria puede estar presente en alimentos mal manipulados o en agua contaminada con heces.
- Superficies contaminadas: tocar objetos o superficies contaminadas con la bacteria y luego llevarse las manos a la boca puede ser una vía de infección.
- Prácticas de higiene deficientes: no lavarse las manos después de usar el baño o cambiar pañales es una de las principales causas de transmisión.
La Shigella es altamente contagiosa; basta una pequeña cantidad de bacterias para causar infección.
La Shigella también puede transmitirse a través de las relaciones sexuales, especialmente aquellas que implican contacto oral-anal o anal. Este modo de transmisión es más común en parejas sexuales que participan en prácticas donde las manos, la boca o los genitales entran en contacto con áreas contaminadas por materia fecal.
La transmisión sexual de Shigella se ha documentado particularmente en hombres que tienen sexo con hombres (HSH), debido al contacto cercano y el riesgo de exposición a pequeñas cantidades de heces que contienen la bacteria.
¿Qué síntomas tienen las personas con Shigella?
La Shigella afecta principalmente al sistema digestivo. Los síntomas pueden variar de leves a graves, dependiendo de la persona y del tipo de bacteria.
Los síntomas más comunes son:
- Diarrea: puede ser acuosa al principio y luego contener sangre o moco.
- Dolor abdominal: calambres intensos en el abdomen.
- Fiebre: generalmente moderada, aunque puede ser alta en algunos casos.
- Náuseas y vómitos: pueden acompañar a la diarrea.
- Tenesmo: sensación constante de necesidad de defecar, incluso si ya no hay materia fecal.
- Fatiga y deshidratación: causadas por la diarrea y la pérdida de líquidos.
Síntomas graves en algunos casos:
- Síndrome hemolítico urémico (muy raro, pero posible en infecciones severas).
Si se presentan estos síntomas, especialmente diarrea con sangre, es fundamental buscar atención médica, ya que puede llevar a deshidratación severa o complicaciones serias si no se trata.
¿Cómo se diagnostica la Shigella?
El diagnóstico de la Shigella se realiza principalmente mediante análisis de muestras de heces. Los pasos habituales incluyen:
- Cultivo bacteriano: se recoge una muestra de heces para identificar la presencia de Shigella mediante cultivo bacteriano. Esta técnica permite aislar la bacteria y determinar el tipo específico de Shigella responsable de la infección.
- Pruebas moleculares: son pruebas como la PCR (reacción en cadena de la polimerasa) que pueden identificar el material genético de la bacteria. Estas pruebas son más rápidas y sensibles que los cultivos bacterianos.
- Examen clínico: el personal médico puede sospechar una infección por Shigella basándose en los síntomas del paciente, como diarrea, fiebre, dolor abdominal y presencia de sangre o moco en las heces. Sin embargo, el diagnóstico definitivo se hace a partir de las pruebas de laboratorio.
En algunos casos, también se pueden realizar otras pruebas para evaluar el estado general del paciente y detectar posibles complicaciones.
¿Se puede tratar y curar la Shigella?
La Shigella se puede tratar y curar. El tratamiento depende de la gravedad de la infección y de los síntomas que presente el paciente. Las opciones incluyen:
Antibióticos: en la mayoría de los casos, los antibióticos son eficaces para tratar la infección por Shigella.
Los antibióticos más comunes incluyen: Ciprofloxacino (para adultos), Azitromicina (para personas con sistemas inmunitarios comprometidos o para tratar cepas resistentes) i Ampicilina o trimetoprim-sulfametoxazol en algunos casos.
Es importante seguir la prescripción médica, ya que el uso inapropiado de antibióticos puede contribuir al desarrollo de resistencias bacterianas.
Tratamiento de soporte.
Hidratación: la diarrea causada por Shigella puede llevar a la deshidratación, por lo que es crucial reponer líquidos y electrolitos. En algunos casos, se recomienda el uso de soluciones de rehidratación oral.
Antipiréticos: para controlar la fiebre y el dolor, se pueden usar medicamentos como el paracetamol.
Control de la dieta: en general, se recomienda una dieta ligera y evitar alimentos irritantes durante la fase aguda de la infección.
En algunos casos, es necesario un seguimiento médico para asegurarse de que la infección se resuelva completamente y evitar complicaciones.
Es importante que cualquier tratamiento sea prescrito por profesionales médicos, ya que el tipo de antibiótico y la duración del tratamiento pueden variar según la cepa de Shigella y el estado general de la persona.
¿Cómo evoluciona la Shigella si no se trata?
Si no se trata, la evolución de la infección depende de varios factores, como la cepa de Shigella involucrada, el estado inmunológico de la persona y su acceso a hidratación y nutrición adecuadas.
Evolución sin tratamiento:
- Fase aguda (1-7 días)
- Los síntomas comienzan entre 1 y 3 días después de la infección.
- Puede haber fiebre alta, diarrea grave, dolor abdominal y tenesmo (sensación de necesidad continua de defecar).
- La diarrea puede contener sangre y pus en infecciones severas.
- Complicaciones posibles
Si la infección no se trata, puede derivar en complicaciones graves, como:
- Deshidratación severa, especialmente peligrosa en niños y ancianos.
- Síndrome urémico hemolítico (SUH), destrucción de glóbulos rojos y daño renal, más común con Shigella dysenteriae tipo 1.
- Perforación intestinal (raro, pero grave).
- Sepsis, diseminación de la infección al torrente sanguíneo, con riesgo de muerte en personas vulnerables.
- Artritis reactiva, inflamación de articulaciones posterior a la infección.
- Convulsiones, en niños con fiebre alta.
- Recuperación espontánea (casos leves)
En algunos casos, especialmente con Shigella sonnei, la infección puede resolverse espontáneamente en una o dos semanas con hidratación y descanso. Sin embargo, la persona puede seguir eliminando la bacteria en las heces y por tanto transmitirla.
¿Cómo se puede prevenir la Shigella?
Considerando el entorno en el que se produce la transmisión, se pueden seguir estas recomendaciones para prevenir la Shigella:
1. Higiene personal
Lavarse bien las manos con agua y jabón después de ir al baño, antes de comer y después de cambiar pañales. Usar desinfectante de manos si no hay agua y jabón disponibles, aunque no es tan eficaz como el lavado.
2. Seguridad alimentaria
Lavar bien frutas y verduras antes de consumirlas. Cocinar bien los alimentos, especialmente carnes y mariscos. Evitar alimentos o agua contaminados, especialmente en zonas con saneamiento deficiente.
Beber agua potable o tratada.
3. Prevención durante las relaciones sexuales
La Shigella puede transmitirse a través del contacto fecal-oral, lo que incluye ciertas prácticas sexuales como el sexo anal, anilingus (rimming) y el uso de juguetes sexuales compartidos sin la debida higiene.
Para reducir el riesgo de infección, se recomienda:
- Uso de preservativos y barreras de protección: utilizar preservativos en el sexo anal y barreras dentales en el sexo oral-anal para evitar el contacto con bacterias.
- Higiene antes y después del sexo: lavarse bien las manos, genitales, ano y cualquier objeto o juguete sexual con agua y jabón antes y después de las relaciones sexuales.
- Evitar el contacto si hay síntomas: si una persona presenta diarrea, dolor abdominal o cualquier otro síntoma de infección, es recomendable evitar las relaciones sexuales hasta su recuperación.
- Limpieza adecuada de juguetes sexuales: si se usan juguetes sexuales, desinfectarlos correctamente antes de compartirlos o usar preservativos sobre ellos.
- Evitar prácticas de riesgo: reducir el contacto oral-anal y, si se realiza, asegurarse de una higiene exhaustiva antes y después.
4. Cuidado en entornos de riesgo
En guarderías y hospitales, desinfectar superficies y objetos que puedan estar contaminados.
En viajes a países con saneamiento deficiente, evitar el agua del grifo y los alimentos crudos.
¿Qué relación existe entre la Shigella y el VIH?
Tener Shigella no aumenta directamente el riesgo de contraer VIH. Sin embargo, Shigella y otras infecciones intestinales pueden aumentar el riesgo de contraer VIH en ciertas situaciones, especialmente si hay contacto sexual sin protección.
La razón por la cual tener una infección como la shigella puede aumentar el riesgo de contraer VIH tiene que ver con cómo el sistema inmunológico responde a las infecciones y cómo se transmite el VIH.
- Daño en la mucosa intestinal: la shigella causa una infección intestinal que puede dañar la mucosa del intestino. La mucosa es una barrera protectora que impide que patógenos como el VIH entren al cuerpo. Si esta barrera está comprometida por la infección de shigella, puede ser más fácil para el VIH ingresar al cuerpo, especialmente si hay contacto con fluidos infectados (por ejemplo, a través de relaciones sexuales sin protección o contacto con sangre infectada).
- Inflamación y células inmunológicas activadas: la shigella provoca una respuesta inflamatoria en el tracto digestivo, lo que activa muchas células del sistema inmunológico, como los linfocitos T. Estas células son las que el VIH ataca principalmente, y cuando están más activas debido a una infección, pueden ser más susceptibles a la invasión del VIH. En otras palabras, una inflamación en el cuerpo puede crear un entorno más propenso para que el VIH se propague.
- Sistema inmunológico debilitado: cuando el cuerpo está luchando contra una infección como la shigella, el sistema inmunológico se ve comprometido y puede estar más débil. Esto no solo hace que sea más difícil para el cuerpo defenderse de nuevas infecciones, sino que también hace que el cuerpo sea más vulnerable a infecciones oportunistas, como el VIH.
En resumen, el daño en la barrera mucosa, la activación del sistema inmunológico y un estado general de mayor vulnerabilidad del sistema inmunológico durante una infección bacteriana pueden facilitar la infección por el VIH.
¿Cómo puede afectar la Shigella a una persona con VIH?
Aunque la Shigella puede afectar a cualquier persona, las personas con VIH (PVIH) tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar una infección grave y prolongada. Esto se debe a que el sistema inmunitario debilitado dificulta la respuesta del organismo ante la bacteria, lo que puede llevar a síntomas más severos, como diarrea persistente, deshidratación extrema y complicaciones intestinales.
Principales puntos de relación
1. Mayor vulnerabilidad en personas con VIH
El sistema inmunitario debilitado por el VIH dificulta la lucha contra infecciones, lo que hace que la shigelosis pueda ser más grave y prolongada. Las personas con VIH tienen un mayor riesgo de sufrir diarrea severa y deshidratación, lo que puede ser peligroso si no se trata adecuadamente.
2. Transmisión por contacto sexual
La Shigella se transmite por vía fecal-oral, lo que incluye ciertas prácticas sexuales como el sexo anal y oral-anal (rimming). Las personas con VIH, especialmente hombres que tienen sexo con hombres (HSH), han mostrado tasas más altas de infección por Shigella en estudios epidemiológicos.
3. Resistencia a los antibióticos
Se han detectado cepas de Shigella multirresistentes, lo que dificulta el tratamiento en personas con VIH, que pueden necesitar terapias más intensivas o prolongadas. La resistencia es más común en comunidades donde la transmisión sexual es un factor principal.
En resumen, las personas con VIH tienen un riesgo mayor de desarrollar infecciones graves por Shigella debido a su sistema inmunitario debilitado, lo que puede causar síntomas severos como diarrea persistente y deshidratación. La transmisión de la Shigella se produce principalmente por contacto sexual, especialmente en prácticas como el sexo anal y oral-anal, con una mayor incidencia en hombres que tienen sexo con hombres. Además, las cepas de Shigella multirresistentes complican su tratamiento, requiriendo terapias más intensivas, sobre todo en comunidades con alta transmisión sexual.