La mefedrona es una droga sintética estimulante, perteneciente a la clase de las catinonas. Químicamente se conoce como 4-metilmetcatinona (4-MMC), y es una sustancia que actúa principalmente sobre el sistema nervioso central, aumentando la liberación de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la norepinefrina.
Coloquialmente y en diferentes entornos es conocida por los siguiente nombres: Mefe, Miau Miau, Meph, bubble, White Magic, Drone, 4-MMC, M-CAT
Presentación y formas de consumo
La mefedrona se presenta en varias formas, cada una con sus respectivas vías de consumo. A continuación, se detallan las formas más comunes en que se encuentra la mefedrona y las vías de administración asociadas:
Polvo: es la presentación más común de la mefedrona. Se presenta como un polvo blanco o ligeramente amarillento que se puede inhalar (esnifar), ingerir o disolver en líquidos para inyectarse. El polvo suele venderse en pequeños sobres o bolsas de plástico.
Cápsulas: la mefedrona también puede encontrarse encapsulada, lo que facilita su ingestión. Las cápsulas contienen el polvo en su interior y se tragan directamente.
Tabletas (comprimidos): en algunos casos, la mefedrona se presenta en forma de pastillas o comprimidos. Estas tabletas pueden variar en color, forma y tamaño, y a menudo se parecen a las pastillas de éxtasis (MDMA).
Cristales: aunque menos frecuente que el polvo, también puede encontrarse en forma de cristales más grandes o granulosos, similares a las presentaciones de otras drogas sintéticas como la metanfetamina.
En todas sus presentaciones, la mefedrona suele comercializarse en envases pequeños y, en algunos casos, bajo etiquetas como «sales de baño», «fertilizantes» o «productos químicos para investigación», para evitar la detección de las autoridades debido a su estatus ilegal en muchos países.
Formas más comunes de consumo:
Inhalada (esnifada): esta es una de las formas más comunes de consumir mefedrona. La droga viene en polvo y se suele inhalar a través de la nariz, lo que produce efectos rápidos, generalmente en unos pocos minutos. Esta forma de consumo puede causar irritación nasal y daño en las membranas mucosas con el uso repetido.
Oral (ingerida): la mefedrona también puede ser consumida en forma de cápsulas o comprimidos, o mezclada con alimentos o bebidas. Los efectos tienden a ser un poco más lentos en comparación con el consumo inhalado, pero pueden durar más. Esta vía es considerada menos dañina para las membranas nasales.
Inyectada: aunque es menos común, algunas personas disuelven la mefedrona en agua y la inyectan (slam o slamming). Esta forma produce efectos muy rápidos e intensos, pero también conlleva mayores riesgos de salud, como infecciones, daños en las venas y un mayor riesgo de sobredosis.
Rectal: el consumo rectal (también conocido como booty bumping) es otra forma menos frecuente de administración, en la que la droga se introduce en el recto. Los efectos también suelen ser rápidos y potentes.
Inicio y duración de los efectos
Los efectos de la mefedrona dependen de diversos factores, incluyendo la vía de administración, la dosis, la pureza de la sustancia y la tolerancia de quien la consume, entre otros aspectos.
A continuación, se describe el tiempo de inicio y la duración de los efectos generales de la mefedrona.
- Esnifada (inhalada)
Inicio de los efectos: entre 5 y 15 minutos después de inhalarla.
Duración de los efectos: de 30 minutos a 1 hora, aunque el efecto eufórico puede ser más breve, seguido de un «bajón».
Características: los efectos se sienten rápidamente, pero también desaparecen más rápido en comparación con otras vías de administración, lo que puede llevar al deseo de redosificación.
- Ingerida (oral, en polvo o pastillas)
Inicio de los efectos: entre 15 y 45 minutos después de la ingestión.
Duración de los efectos: de 2 a 4 horas, dependiendo de la dosis y la persona.
Características: los efectos son más prolongados en comparación con la inhalación, pero tardan más en aparecer. También pueden ser menos intensos en términos de euforia inmediata.
- Inyectada (intravenosa)
Inicio de los efectos: entre 10 y 30 segundos después de la inyección.
Duración de los efectos: entre 20 minutos y 1 hora.
Características: los efectos son casi inmediatos y muy intensos, pero su duración es corta, lo que puede llevar a una rápida redosificación, incrementando los riesgos de sobredosis.
Resumen de efectos: inicio rápido y efectos intensos cuando es esnifada o inyectada, pero con una duración más corta. Inicio más lento, pero con efectos más prolongados cuando es ingerida.
Efectos deseados y efectos adversos
El consumo de mefedrona produce una variedad de efectos físicos, psicológicos y emocionales debido a su acción estimulante sobre el sistema nervioso central.
- Efectos deseados
- Euforia intensa.
- Sensación de bienestar.
- Aumento de la sociabilidad y el deseo de interactuar.
- Sensación de confianza y desinhibición.
- Aumento de la energía y la excitación.
- Mayor deseo sexual o desinhibición sexual.
- Efectos adversos
Físicos:
- Aumento de la frecuencia cardíaca (taquicardia).
- Aumento de la presión arterial.
- Sudoración excesiva.
- Dilación de las pupilas.
- Tensión mandibular o rechinar de dientes.
- Aumento de la temperatura corporal.
- Náuseas o vómitos.
- Falta de apetito.
- Estimulación motora (movimientos repetitivos o hiperactividad).
Psicológicos y emocionales:
- Aumento del estado de alerta y concentración.
- Sensación de aceleración mental.
- Aumento de la sensibilidad sensorial (música, tacto, luces).
- Ansiedad o paranoia, especialmente con dosis más altas.
- Confusión o agitación.
- Cambios bruscos de humor.
Después de que los efectos de la mefedrona desaparecen, muchas personas experimentan una «bajada» que puede incluir fatiga extrema, depresión, irritabilidad y un deseo compulsivo de volver a consumir. Estos efectos tras el consumo pueden durar horas o días, dependiendo de la cantidad consumida y la frecuencia de uso.
Riesgos de la sobredosis
La sobredosis de mefedrona afecta principalmente el corazón y el cerebro, lo que puede llevar a complicaciones graves como:
Paro cardíaco o insuficiencia cardíaca debido a la sobrecarga del sistema cardiovascular.
Accidente cerebrovascular (derrame cerebral) causado por la hipertensión o por la formación de coágulos en los vasos sanguíneos.
Síndrome serotoninérgico: un exceso de serotonina en el cerebro, que puede ocurrir especialmente si la mefedrona se mezcla con otras drogas que afectan la serotonina (como antidepresivos o MDMA). Esto puede causar confusión, fiebre alta, convulsiones y en algunos casos, la muerte.
Si se detectan algunos de los siguientes síntomas: taquicardia extrema, dolor en el pecho, dificultad para respirar, convulsiones, confusión o delirio, alucinaciones, agitación extrema o psicosis, temperatura corporal muy alta, se recomienda buscar asistencia médica urgente o llamar al teléfono de emergencias 112
Efectos en las relaciones sexuales
La mefedrona, a menudo utilizada en contextos recreativos, es una sustancia que puede tener efectos específicos en las relaciones sexuales. Estos son algunos de los usos que se le atribuyen en este ámbito.
Aumento del deseo sexual: lo que puede llevar a un mayor interés y deseo por la actividad sexual.
Mejora de la experiencia sensorial: lo que puede hacer que los encuentros sexuales sean más placenteros y satisfactorios.
Facilitación de la conexión emocional: la euforia y el bienestar que a menudo acompañan al uso de la mefedrona pueden fomentar una mayor conexión emocional y complicidad entre las parejas, facilitando una experiencia sexual más íntima.
Reducción de inhibiciones: al disminuir las inhibiciones, la mefedrona puede animar a explorar nuevas prácticas o dinámicas sexuales que normalmente no se considerarían.
Mayor energía y resistencia: los efectos estimulantes de la mefedrona pueden proporcionar un impulso de energía, lo que podría permitir sesiones sexuales más largas y enérgicas.
Riesgos en las relaciones sexuales
Los riesgos asociados a la mefedrona en las relaciones sexuales pueden ser significativos y abarcar tanto aspectos físicos como emocionales.
Mayores prácticas de riesgo.
La disminución de las inhibiciones y el juicio puede llevar a conductas sexuales de riesgo.
El uso de mefedrona está asociado con un mayor riesgo de contraer infecciones como el VIH, la sífilis, la gonorrea, y otras ITS.
En algunos contextos de chemsex, la inyección de drogas (slam o slamming) puede aumentar aún más el riesgo de infecciones si se comparten agujas.
Problemas de erección y disfunción sexual.
Aunque la mefedrona puede aumentar el deseo sexual, paradójicamente puede causar dificultades para mantener una erección o experimentar disfunción sexual. Este fenómeno, a veces denominado «erección química», puede llevar a frustración y el uso adicional de sustancias como viagra o cialis, que aumentan el riesgo de complicaciones cardiovasculares.
Dependencia y uso compulsivo.
El consumo regular de mefedrona en contextos sexuales puede llevar a la dependencia psicológica, ya que las personas comienzan a asociar el sexo con el consumo de la droga, lo que puede dificultar tener relaciones sexuales sin la sustancia.
Interacción con otras drogas y fármacos
La mefedrona puede interactuar con diversas drogas y fármacos, lo que puede aumentar el riesgo de efectos adversos o complicaciones. A continuación, se detallan algunas interacciones importantes.
- Con otras drogas estimulantes (cocaína, anfetaminas, MDMA, etc.)
Riesgos: el uso combinado de mefedrona con otros estimulantes puede causar una sobrecarga en el sistema cardiovascular, incrementando el riesgo de arritmias, hipertensión, daño cardíaco y sobrecarga del sistema nervioso.
Efectos: la combinación intensifica los efectos estimulantes, lo que puede llevar a hipertermia (aumento extremo de la temperatura corporal), ansiedad severa, agitación, convulsiones y síndrome serotoninérgico, una condición potencialmente mortal causada por un exceso de serotonina.
- Con depresores del sistema nervioso central (alcohol, benzodiacepinas, barbitúricos, GHB)
Riesgos: la combinación de mefedrona con depresores puede generar confusión en los efectos, ya que la mefedrona es estimulante y los depresores tienden a ralentizar el sistema nervioso. Esto puede llevar a una desregulación peligrosa de las funciones del cuerpo.
Efectos: el uso combinado puede aumentar el riesgo de sobredosis al enmascarar los síntomas típicos de una sobreestimulación o depresión del sistema nervioso. También es más probable experimentar alteraciones del juicio, coordinación deteriorada y un mayor riesgo de accidentes.
- Con antidepresivos (ISRS, IMAO, tricíclicos)
Riesgos: los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) y antidepresivos tricíclicos aumentan la disponibilidad de serotonina en el cerebro. La mefedrona también tiene un efecto similar, lo que aumenta significativamente el riesgo de síndrome serotoninérgico.
Efectos: Síntomas como confusión, agitación, taquicardia, hipertensión, fiebre alta, convulsiones y pérdida de la conciencia pueden presentarse.
- Con opiáceos (heroína, morfina, codeína)
Riesgos: los opiáceos deprimen la función respiratoria y cardíaca, mientras que la mefedrona puede provocar aumentos repentinos en la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Estas acciones contradictorias pueden desregular gravemente el sistema autónomo.
Efectos: el riesgo de sobredosis aumenta, ya que el usuario puede no reconocer los signos de sobredosis de opiáceos debido a la estimulación proporcionada por la mefedrona. Esto puede resultar en fallo respiratorio o paro cardíaco.
- Con medicamentos para el tratamiento del VIH (antirretrovirales)
Riesgos: algunos antirretrovirales inhiben o inducen las enzimas del hígado que metabolizan drogas, lo que podría alterar la forma en que la mefedrona se descompone en el cuerpo, llevando a una toxicidad más rápida o prolongada.
Efectos: la combinación puede afectar negativamente la eficacia de los antirretrovirales, además de aumentar el riesgo de efectos secundarios graves como daño hepático y cardiovascular.
- Con medicamentos antihipertensivos (betabloqueantes, inhibidores de la ECA)
Riesgos: la mefedrona aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que puede contrarrestar el efecto de los medicamentos antihipertensivos.
Efectos: Puede provocar una falta de control en la presión arterial, llevando a crisis hipertensivas, dolor de cabeza severo, mareos y riesgo de daño a órganos vitales (corazón, riñones).
Más información sobre interacciones: Infodrogas-VIH del Grupo de Trabajo sobre Tratamiento del VIH (gTt-VIH).
Recomendaciones para reducir los riesgos
Reducir los riesgos asociados al consumo de mefedrona es clave para minimizar los daños que esta droga puede causar. Si decides usarla, existen algunas estrategias que pueden ayudar a mitigar los riesgos.
1. Controlar la dosis y frecuencia
Dosis moderada: consumir la menor cantidad posible para lograr los efectos deseados puede reducir los riesgos de sobredosis y minimizar los efectos negativos en el cuerpo.
No consumir repetidamente en intervalos cortos: evitar el «redose» (tomar más antes de que el efecto del consumo inicial se desvanezca). Esto puede llevar a la acumulación de la sustancia en el cuerpo, aumentando el riesgo de efectos secundarios graves.
No consumir regularmente: el uso frecuente aumenta el riesgo de desarrollar tolerancia, dependencia, y efectos negativos sobre la salud mental y física.
2. Evitar mezclar con otras sustancias
No mezclar con otros estimulantes (como cocaína, anfetaminas o MDMA): esto aumenta significativamente el riesgo de sobrecarga cardíaca y síndrome serotoninérgico.
Evitar depresores (como alcohol, GHB, o benzodiacepinas). Las combinaciones de estimulantes y depresores pueden desregular las funciones corporales, aumentando el riesgo de sobredosis o paro respiratorio.
Cuidado con los medicamentos: algunos fármacos, especialmente antidepresivos (ISRS, IMAO), pueden interactuar peligrosamente con la mefedrona.
3. Mantenerse hidratado y evitar la hipertermia
Beber agua regularmente: la mefedrona, como otros estimulantes, puede aumentar la temperatura corporal y causar deshidratación. Es esencial mantenerse hidratado, especialmente si estás en un entorno físico exigente como una fiesta o en actividad sexual prolongada.
Tomar descansos: si estás en un ambiente caluroso o estás físicamente activo, toma descansos frecuentes para evitar el sobrecalentamiento (hipertermia). La hipertermia puede ser mortal.
4. En entornos de sexo
Hablar sobre los límites y el consentimiento: el uso de drogas puede hacer que te sientas menos inhibido, lo que podría llevarte a tener relaciones sexuales que normalmente no tendrías. Además, el consumo de drogas puede afectar tu capacidad para comunicarte y tomar decisiones.
Antes de comenzar a consumir o participar en actividades sexuales, ten una conversación abierta y honesta con tus parejas sexuales sobre lo que estás y están cómodas haciendo. Establece límites claros y expectativas sobre el uso de protección y las prácticas sexuales.
Si estás en un grupo grande o si se están usando sustancias que pueden afectar la claridad mental, establece señales de seguridad. Por ejemplo, un gesto o palabra que indique que alguien necesita parar o que se siente incómodo.
Asegúrate de que todos entiendan que pueden cambiar de opinión en cualquier momento. Si alguien expresa incomodidad o desea detenerse, es crucial respetar esa decisión sin cuestionamientos.
Adoptar estrategias y prácticas de sexo más seguro: usar preservativos y barreras dentales puede ayudar a protegerte frente a varias infecciones de transmisión sexual (ITS).
Utilizar lubricantes a base de agua o silicona te permitirá prevenir el riesgo de desgarro y aumentar el placer durante el sexo anal, donde la fricción puede ser mayor.
Si vas a estar en riesgo de exposición al VIH considera utilizar la PrEP (Profilaxis Preexposición). Y si ya te has expuesto, valora acceder a la PEP (Profilaxis Postexposición).
Hacerse pruebas regulares de infecciones de transmisión sexual (ITS) es clave para cuidar tu salud sexual. Estas pruebas te ayudarán a detectar a tiempo cualquier infección y a recibir tratamiento si es necesario.
5. Evitar consumir solo
Acompañado por personas de confianza: si decides consumir mefedrona, es más seguro hacerlo con personas en las que confíes y que estén conscientes de tu consumo. En caso de una emergencia, podrán ayudarte o buscar asistencia médica.
Tener un plan de emergencia: asegúrate de que quienes te acompañen sepan cómo actuar en caso de sobredosis o reacciones adversas.
6. Conocer la sustancia que consumes
Testear la droga: los riesgos aumentan si la mefedrona está adulterada con otras sustancias peligrosas.
Para detectar la pureza y la presencia de otras sustancias que podrían ser más tóxicas o dañinas existen servicios como ‘Analiza tus chems’ y ‘Análisis de sustancias’ de Energy Control.
Investigar los efectos: conocer bien los efectos y riesgos de la mefedrona antes de consumirla ayuda a tomar decisiones más informadas y a reconocer signos de sobredosis.
7. Descansar adecuadamente
Dormir bien: después del consumo, es esencial descansar y permitir que el cuerpo se recupere. La falta de sueño aumenta los efectos negativos sobre el sistema nervioso, incrementando la ansiedad, la depresión y la fatiga.
Evitar consumir en eventos prolongados: usar mefedrona en sesiones largas, como en el chemsex o fiestas extendidas, puede llevar a agotamiento físico y mental severo, lo que aumenta el riesgo de complicaciones.
8. Ser consciente de la salud mental
Reconocer los «bajones»: el consumo de mefedrona puede causar un bajón emocional severo después del efecto, con síntomas como depresión, ansiedad o irritabilidad. Planificar cómo manejar estos sentimientos (por ejemplo, hablando con amigos o buscando apoyo emocional) puede ayudarte a superar esta etapa.
Buscar apoyo profesional: si notas cambios en tu salud mental (ansiedad, paranoia, depresión), es recomendable buscar apoyo psicológico o psiquiátrico.
9. Realizar chequeos médicos regulares
Monitorear la salud: si consumes mefedrona de manera ocasional o regular, es importante hacer chequeos médicos para detectar posibles efectos adversos, como daños hepáticos, renales o cardiovasculares.
Realizar pruebas de ITS: si te expones a prácticas sexuales de riesgo, hacerte pruebas regulares para ITS es esencial para mantener tu salud sexual.
10. Establecer límites claros
Conocer tus límites: es importante saber cuándo detenerse y no dejarse llevar por el impulso de consumir más. Tener un plan claro sobre cuándo y cuánto consumir te ayudará a mantener el control.
Hablar abiertamente sobre tus límites: si consumes en grupo, comunicar tus límites a otros ayuda a reducir la presión para consumir más o tomar decisiones arriesgadas.