La LGTBIfobia, mediante prejuicios y creencias irracionales, atribuye características negativas a las personas que no son heterosexuales y tienen otras orientaciones sexuales y expresiones de género. Estos prejuicios sugieren que el VIH/sida es una enfermedad exclusiva de homosexuales, transexuales y de quienes tienen una sexualidad considerada no normativa e ‘insana’.
Por tanto, la LGTBIfobia:
- impide reconocer que el VIH nos afecta a todos
- obstaculiza la atención de calidad y respetuosa hacia las personas que viven con VIH o sida
- fomenta el temor a la discriminación e inhibe la voluntad de las personas para realizarse la prueba del VIH, lo que a su vez dificulta la prevención de nuevas infecciones
- impide el cumplimiento de los derechos de las personas que viven con VIH y de las personas LGTBI+
La LGTBIfobia en el sistema de salud, asigna características negativas y patologiza las identidades y expresiones que se alejan de la norma heterosexual y cisgénero. Esta discriminación se manifiesta en actitudes, prácticas y discursos clínicos que invalidan, silencian o ridiculizan a las personas LGTBI+, generando barreras de acceso, maltrato y desconfianza hacia los servicios sanitarios.
Como consecuencia, la LGTBIfobia en los servicios de salud:
- impide reconocer que la salud es un derecho universal que debe garantizarse a todas las personas, más allá de su orientación o identidad sexual.
- obstaculiza una atención médica de calidad, empática y respetuosa hacia las personas LGTBI+, generando entornos hostiles o negligentes.
- fomenta el miedo a ser juzgadas o discriminadas en la consulta, lo que lleva a muchas personas a evitar acudir a los servicios de salud, afectando su bienestar físico y emocional.
- vulnera los derechos humanos de las personas LGTBI+, negándoles el acceso equitativo, digno y seguro a la atención sanitaria.